Ayer mientras manejaba empecé a planear mentalmente mi clase de yoga de esta mañana. Pensaba que sería rico variar y hacer 108 saludos al sol con el grupo de la mañana que es super activo, receptivo, energético y bueno, muy avanzado.
Siempre que hacemos 108 saludos lo hemos hecho como un super evento invitando a los que quieran ir y nos hemos encontrado con que siempre van los mismos. La sola práctica diaria de Yoga dice mucho de la personalidad de los alumnos. Los que van son por lo general los más arriesgados, los que les gusta retarse y exigirse, sudar y sentir el cuerpo. Por eso esta vez quise que fuera simplemente una clase del día, sin invitación… para que los que nunca lo hubieran intentado se encontraran de frente con la oportunidad (medio obligación) deliciosa de meditar en movimiento.
Estaba pensando todo esto cuando me acordé que la última vez que hicimos 108 saludos al sol una alumna mencionó al terminar que había terminado tan cansada que se iba a tomar un Dolex con no sé qué cosa más «por si amanecía molida». Y bueno como la cabeza piensa un mundo de cosas y una idea va llevando a la otra, de ahí salió toda esta reflexión…
CÓMO ASÍ QUÉ TE VAS A TOMAR ALGO POR SI AMANECES MOLIDA? Claro que vas a amanecer molida. Hiciste 108 saludos al sol, 108 Chatturangas, 108 perros mirando arriba, 108 perros mirando abajo, 216 Uttanasanas, 216 saltos: qué delicia! Amo sentir mi cuerpo y amo que mi yoga (gran porción de mi vida hoy es yoga como trabajo, como práctica y como Shanga (comunidad)) me haya regalado la oportunidad de vivir al 100% todo… y es parte de lo que en Element Yoga hemos querido transmitirles y regalarles con cada práctica: vivan DENTRO de sus cuerpos, dentro de sus mentes, dentro de sus presentes. Las distracciones son demasiadas y todo el tiempo nos llegan mensajes de afuera para anestesiar nuestra condición humana, sensible, REAL.
Muchas de estas cosas las uso, pero si pensamos en cada detalle: que absurdo!
El Black Out, para no sentir cuándo amanece (como si fuera un castigo el nuevo día). El café (bien cargado), para no sentir el trasnocho, el cansancio. El Dolex, para no sentir las enfermedades ni los dolores (o por si me dan). El suéter, por si me da frío. Las operaciones estéticas, por si me envejezco, me engordo (uy hasta nos grapamos el estómago porque somos tan poco dueños de nosotros mismos que la mano nos mete comida a la boca). El trago, para olvidarme del estrés. El cigarrillo, porque no quiero sentir ansiedad. Domingo bajo las cobijas, porque no quiero pensar que mañana empieza una nueva semana. Dramamine, para que el niño se duerma en el carro y no tener que oírlo. Pastillas psiquiátricas, para ayudarnos a no sentir un duelo. Enfermera para mi hijo recién nacido, porque no quiero sentir el cansancio del trasnocho cuando el bebé se levante.
EN SERIO?
Y entonces empecé a pensar que un día nos vamos a inventar una pastilla o un método bien fácil para no sentir nuestro paso por esta vida. Que nazcamos y muramos invictos, impecables, sin cicatrices. No tocados ni afectados por la realidad. Sin arrugas y sin pecas. Flacos, esbeltos, sin ojeras. No sé si felices.
Todo esto lo fue aprendiendo mi mente, dentro del mat. En la práctica de Asanas de todos los días. En la postura que más me reta y me hace temblar, en la que me hace perder el balance. En la que me hace mirar el mundo desde la perspectiva opuesta (esta hoy es mi perspectiva favorita), en la que me hace quedar molida al otro día y remolida y rendida todos los viernes desde hace 6 años. Un día me di cuenta de que no me gusta tomar pastillas. «Te vas a aguantar la gripa?» Si. No pasa nada. DE VERDAD. Descubrí que me encanta hacer Cleans, y Detox y de todo esto. «Te va a dar hambre!!!!»! No me importa, puedo vivir con eso. Creo que el verdadero hambre es otra cosa. Poco a poco he ido dándome cuenta de que me gusta (nadie me obliga, soy dueña de mi tiempo) dar clase así haya trasnochado, esté un poco indispuesta o tenga 5 meses de embarazo. «Aprovecha, date el día libre!!!» No quiero… mi tiempo libre es para viajar, para leer y para hacer ejercicio, no me gusta quedarme dando vueltas en la cama.
Yoga me ha hecho descubrir de qué estoy hecha. Que soy fuerte. Que puedo ser más fuerte aún. Pero al mismo tiempo me he dado cuenta de que soy flexible. De que me vida cambia y se transforma todos los días, y que no hay trauma en eso. Mi práctica me hizo perder el miedo a untarme de la vida, aunque después acepte ayudas (siempre valen!), aunque solo luego de haberlo intentado. Ahora estoy en una de las etapas más deliciosas de mi vida, y esto me hace ser muy optimista y mirar las cosas de esta manera. Puede que cuando uno esté hundido en medio de problemas y dolores le cueste trabajo aceptarlo, pero creo que aislarse y evitar sentir jamás será la solución a nada. Para hacer yoga no siempre es necesario un mat ni hacer 108 saludos al sol. Yoga es comer despacio, es madrugar un día en contra de la pereza, es hacerle un gran favor a alguien. En realidad cualquier cosa que nos saque de la zona de confort y nos conecte con la naturaleza humana. O alguna vez se han preguntado porqué la gente más infeliz es aquella que tiene todo para blindarse, protegerse, operarse, y no untarse? Por qué se deprimen? Por qué que su vida es miserable? Porque se han convertido en seres desconectados, impermeabilizados, mirando la vida pasar desde la ventanilla de un carro o desde el penthouse de un gran edificio.
Yo he querido hoy en mi presente vivir sin anestesia. Me ha gustado estar en embarazo y hacer yoga. A veces menos energética, a veces sin aliento, a veces con menos espacio para mí porque la panza está creciendo. Me ha gustado terminar el día y la semana literalmente rendida, de siesta merecida, para volver a empezar al lunes siguiente. Me ha gustado subir varios kilos comiendo todo lo que disfruto y sé que por eso me hace bien (nos hace bien). Estoy amando la posibilidad de trasnochar unos meses oyendo a mi bebé al lado, sabiendo que está vivo, que está bien, que tiene frío, que tiene hambre, que me necesita y me busca a mí. Me han advertido tanto que puede que después me arrepienta pero quiero intentarlo. Cómo no voy a intentarlo si esta es mi naturaleza! Estoy enamorada de la posibilidad de que yoga se siga regando en esta ciudad, de que llegue más competencia que nos obligue a ser mejores y a seguir aprendiendo, pero que al fin y al cabo nos ayudará a llevar esta delicia de estilo de vida a todos.
Mi intención de hoy es pedirles que se unten. Que vivan sin anestesia. Que esta vida y todos los seres que nos acompañan, no se quede sin recibir todo su potencial.
NAMASTE